Cubiro nació a finales de 2022, en la Ciudad de México post pandemia, como respuesta a la creciente demanda de espacios para Short Term Rental. Todo comenzó con un primer proyecto en Polanco, que rápidamente captó la atención de clientes, amigos y conocidos de JD.

De manera empírica, JD inició con un briefing junto a su primer cliente, lo que dio pie a la creación de un Look & Feel y, posteriormente, a un Mood Board. Seleccionó cada pieza de mobiliario y, gracias a su carácter numérico y de negocios, asignó un precio a cada elemento. Así nació el principio del Cubiro Process, donde los Mood Boards se convirtieron en herramientas didácticas, casi como catálogos.

A partir de ahí llegaron dos departamentos más —o “canva en blanco”, como JD los llama— en el mismo desarrollo residencial del primer proyecto. Poco después, otros dos en diferentes ubicaciones. En apenas medio año, ya había completado una docena de proyectos, trabajando solo y con un equipo de mano de obra itinerante.

En ese punto, era momento de consolidar las ganancias y aprender de los grandes. Todo comenzó con el diplomado AD de Diseño de Interiores en asociación a Conde Nast, donde se logró aislar y perfeccionar el Cubiro Process, reafirmando lo que se hacía bien y alineándolo con el lenguaje y los procesos estandarizados del interiorismo.

Apasionado por el color, lo tropical, las curvas art déco y la arquitectura —que siempre lo ha fascinado en películas y viajes—, JD sumó además su apreciación por el arte contemporáneo y sus constantes visitas a museos alrededor del mundo. Todo ello ayudó a afilar el lápiz, ordenar la mezcolanza de ideas y convertirla en un sistema adaptable a cada universo que representan sus clientes.

Con el tiempo, Cubiro amplió su alcance más allá del Short Term Rental y comenzó a diseñar espacios para habitantes de casas y departamentos residenciales, así como casas de campo. Estos proyectos permitieron llevar la esencia del Cubiro Process a contextos más personales y duraderos, creando hogares que reflejan la identidad de quienes los habitan y al mismo tiempo elevan su calidad de vida.

Con su carácter empresarial y un alto nivel de observación, descubrió que los errores más comunes —y que más quejas generan en el mundo de la arquitectura y el interiorismo— son: presupuestos excedidos, entregas fuera de tiempo, promesas incumplidas y el temido “ya terminé, ya no me vuelves a ver”, dejando sin garantías ni servicio de postentrega.

Así, poco a poco, el equipo creció y también el número de proyectos completados con éxito. La estética y el nivel de cada obra se elevaron de manera constante.

Desde la perspectiva de Cubiro, esta historia apenas comienza. La experiencia acumulada es oro, pues permite entregar a cada cliente su ilusión con un alto nivel de profesionalismo. El objetivo es seguir elevando la propuesta, creando proyectos que trasciendan, hagan historia y se conviertan en íconos del futuro, celebrando siempre la belleza de estar vivos.